Cuando un cliente/paciente consulta para iniciar una dieta se sorprende ante la dinámica del tratamiento. Y sorpresa no quiere decir aceptación, más diría escepticismo.
El cliente/paciente acude esperando una larga lista de prohibiciones y un nuevo menú semanal que cambiará toda la logística doméstica durante varios meses. Con razón tarda tanto en decidirse. Bastante difícil es planear el menú familiar como para tener que pensar doble!
Mi oferta es otra: "Qué puedes hacer esta semana para acercarte al menú ideal? Dejamos las salsa?" Cuando tenga asumido vivir sin salsas... "qué más se te ocurre que puedes hacer? Podrías ir tres días al gimnasio?"
Semana tras semana, compromiso tras compromiso, incorporamos cambios que el organismo acoge con gran placer!
Quieres perder peso en poco tiempo? ... Vale, pues no me llames.
Quieres perder peso adaptando tu dieta habitual? ... Vale, me llamas, damos un paseo o skypeamos, y hablamos. Y la próxima semana seguimos hablando. Y hablando, hablando y escuchando, escuchando. La que escucha soy yo, por supuesto.
Y no deja de sorprenderme como el escuchar y preguntar mueve montañas.
Y lo que más me gusta es cuando hay silencio después de la pregunta...
Frases que me sorprenden y me hacen reflexionar:
"Tengo ya ganas de acabar la dieta para comer normal"
"Puedo comer plátano???"
"Por la noche no se puede comer pasta, no?"
"La sopa engorda?"
Lo que no engorda es perdonarse, vivir tranquilo y gestionar las emociones. Eso sí que no engorda!
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