Estos días, a propósito de mi curso de liderazgo estoy dándole vueltas al concepto de vulnerabilidad.
A mi se me antoja como un prisma en el que cada cara tiene un significado diferente.
Un compañero del curso me ofrece su concepto teórico de una de esas caras, y yo lo comparto en mi blog:
"Vulnerabilidad": posibilidad de ser
herido o recibir alguna agresión física o moral.
Si hablamos estrictamente de
la percepción de sentirnos atacados moralmente, ante ese acontecimiento se
produce una valoración que desencadena una respuesta neurofisiológica, otra
cognitiva y por último otra comportamental, para posteriormente predisponernos a
la acción.
- La neurofisiológica es el procesamiento neuronal del cerebro del cual
no somos conscientes y se activa a partir de la valoración que hagamos de la
situación (activación hormonal)
- La respuesta cognitiva es la experiencia emocional de la cual sí somos
conscientes, es la toma de conciencia de la reacción psicofisiológica y
cognitiva que acontece en una emoción.
- La respuesta comportamental es la expresión emocional, la
manifestación externa de la emoción, la cual se produce a través de la
comunicación verbal y no verbal, como la expresión de la cara y la
corporal.
Ante una situación de vulnerabilidad podremos sentir: miedo, culpa o vergüenza.
Es ahí, en ese momento, antes de que se produzca la acción, cuando tenemos que aplicar la Inteligencia Emocional.
. Si la emoción es miedo
nos preparamos para huir o enfrentarnos, en ese caso el cerebro reptiliano o
primario va a tomar el mando y se va a producir una desconexión con el neocortex
o cerebro pensante, con una activación del sistema simpático (supervivencia) y que dura aproximadamente seis segundos - toda una eternidad para cagarla- Después de estos 6 segundos puede suceder que siga en la "pelea", lo que significa que sigo sin regular emocionalmente, o que la emoción que sienta sea de arrepentimiento.
. Si la emoción que sentimos
es la de vergüenza o culpa nuestro neocortex será el que dirigirá la operación y en ese caso, no habrá tal
desconexión.
Evidentemente el concepto de vulnerabilidad está directamente ligado al de "adaptación", es decir, al ajuste que hacemos de la respuesta emocional a ese daño, que dependerá de nuestra experiencia emocional. También la expresión
corporal puede modificar mi emoción, por consiguiente puedo llegar a la emoción
y modificarla tanto desde el pensamiento como desde el cuerpo.
Lo que yo hago ante una situación
de miedo, aunque he decir que no siempre lo consigo, antes de que se produzca
la acción, es ser consciente de mi expresión emocional, es decir, estar
pendiente de mi postura corporal, de mi respiración y de mis
pensamientos.
Cuando soy consciente de
todo ello, cambio mi postura corporal, mi respiración la hago lenta y
abdominal, y paro mi pensamiento negativo preguntándome ¿cómo me siento?, ¿cómo
me gustaría sentirme?, ¿qué vas a hacer para conseguirlo?, etc. para llegar a
las emociones desde las dos variables: cuerpo y pensamiento.
Aprendizaje, que mientras más práctico y más consciente soy de todo ello, mayor adaptación y facilidad tengo para recuperarme y menos situaciones de vulnerabilidad se producen. Mi experiencia emocional se amplia.
...Y cuando
no lo consigo he aprendido a pedir perdón".
No hace muchas semanas me dirigí a una empresa para concertar una cita en Recursos Humanos para un proyecto de Empresa saludable. El flamante portero, guardián de la puerta del parking, me miro de forma despectiva y con palabras de todo menos cariñosas me largó, me dio una tarjeta y me dijo que llamara por teléfono. Ahí fue cuando mi sistema simpático se puso en marcha, taquicardia y sudoración fría aunque con el control suficiente como para que mi cerebro reptiliano superara los 6 segundos de rigor y no se avalanzara a sacarle los ojos!! Rabia, tristeza... y mi cuerpo se hizo pequeño, mi cabeza se apoyo en el pecho y mis hombros decayeron.
Enseguida me di cuenta del impacto de esta situación y de mi respuesta corporal y emocional. Y mi pensamiento pasó rápidamente de víctima inconsolable a pensar, ui, esto no lo puedo permitir!
Mi respuesta a una pequeña agresión sin importancia se había desbordado. Respiré hondo, recoloqué mi cuerpo y pensé en mis logros y retos personales y profesionales y en el día tan bonito que hacía. Así me recuperé de mi momento vulnerable, momento creado por mi, por mis miedos y mis inseguridades.