Este Estudio con adolescentes, de edad promedio de unos 14 años, en EEUU, demuestran que las conversaciones enfocadas en el exceso de peso a corregir, se vinculaban con un riesgo más alto de dietas y conductas alimentarias problemáticas que las conversaciones enfocadas en un estilo de vida saludable.
Después de leer el estudio me vienen a la memoria las fábulas de animalillos que leía de pequeña coronadas con la moraleja final, que en este caso sería: educa en salud y practica lo que predicas.
Calcular con los hijos las calorías necesarias, entender juntos las etiquetas de los alimentos, ver la verdura como un regalo en vitaminas y salud, ofrecer la fruta como un manjar, permitir la comida hipercalórica como un extra ocasional, y vivir el valor de la salud como el mejor legado que podemos hacer al cuerpo, serán creencias que se incrustarán en el cerebro de nuestros hijos para el resto de su vida.
La verdad es que esto no se me antoja difícil si los hábitos de los progenitores son saludables, pero, y si no lo son?? No veo yo a Homer muy convincente dando consejos de alimentación.
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