Cuánto vale un recuerdo?
Cuando mi mente necesita un cambio de aires y rebusco un momento de plenitud, no me voy al momento de firmar las arras de mi casa ni el momento de escoger mi coche.
Me voy al día que, con mis hijos pequeños, fuimos testigos de la fuerza de la naturaleza, viendo y escuchando las olas rompiendo brutalmente en las rocas, y mis hijos aplaudiendo y riendo.
O me traslado a una playa desierta y revivo un enlace ficticio, con olor a perfume de jabón de Marsella.
O a un viaje en coche, en silencio, siendo consciente del paisaje y de las más bonitas emociones que produce el amor, la paz y la serenidad.
Estos recuerdos segregan por si solos las hormonas de la felicidad y mi pecho se hincha y mi boca sonríe.
Por ello no me sorprende leer el artículo que comparto: "Si quiere ser más feliz, gaste su dinero en experiencias vitales" basado en las declaraciones del profesor Ryan Howell de la Universidad Estatal de San Francisco. Según el estudio se siguen percibiendo los bienes materiales como algo con más valor que las experiencias felices, a pesar de reconocer lo que éstas nos aportan.
Será que hemos perdido el Norte? Un esfuerzo de conciencia y de presencia nos lleva a esos momentos únicos, que tanto vale la pena propiciar, en los que la felicidad se siente y te inunda.
MedLinePlus, Si quiere ser más feliz, gaste su dinero en "experiencias vitales"
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