"Dejo el documento abierto en el ordenador, míratelo" me ha dicho al marchar.
Curiosa por el comentario lo he leído y rápido le envío un Whatsapp "Me dejas que lo publique?? Me encanta!", "Jajaja, valee", "Estoy orgullosa de tí!!"
Y sin más comentarios publico el artículo de mi hija de 17 años, brillante estudiante de Primero de Bachillerato, que tantas horas se ha aburrido en el colegio...
"Cuando tenía diez años aproximadamente, vi un documental en la televisión sobre unos niños en África que sólo podían ir a la escuela, como mucho, una vez al mes . El resto de días trabajaban en minas o campos de cultivo. Para ir a la escuela tenían que caminar durante kilómetros y kilómetros. Pero ellos eran capaces de hacer cualquier cosa sólo para poder aprender a leer y escribir.
Mi reacción al ver el documental fue pensar: Cómo puede ser que tengan ganas de ir al colegio cada día si es tan aburrido...!
Después de reflexionar, creo que la pregunta debería ser: Cómo puede ser que no tengamos ganas de ir a la escuela nosotros?
Bien, mi reflexión es que el sistema educativo de nuestro país y de muchos otros consiste simplemente en preparar a los alumnos para poder pasar unas pruebas (en nuestro caso las pruebas de selectividad) y sacar la máxima nota posible. El problema está en que todo lo que hemos aprendido, o más bien dicho memorizado lo olvidamos al poco tiempo y no nos sirve de mucho.
Un día, en latín, hicimos una clase absolutamente diferente de las que estamos acostumbrados. La profesora tenía que marcharse a una reunión y nos dejó trabajo para hacer. Lo que decidimos hacer para tener el trabajo acabado cuando ella volviera fue salir por turnos a la pizarra, apuntar la frase que se tenía que traducir y entre los compañeros intentar hacer juntos la traducción.
Como es normal, surgieron dudas, por ejemplo al determinar la función sintáctica de una palabra, y todos dábamos nuestra opinión y revisábamos las respuestas.
Cuando llegó la profesora no sólo habíamos acabado el trabajo y todos lo teníamos correcto sino que prácticamente nadie tenía dudas respecto a la lección y los errores que antes cometíamos nos habían quedado claros para el examen.
La siguiente hora, en cambio, tuvimos una clase de filosofía que consistía básicamente en escuchar a un alumno leer un parágrafo del libro y escuchar la explicación de la profesora mientras tomábamos apuntes.
Esto me hace pensar: qué habría pasado si desde que somos pequeños pudiésemos tener una educación autodidacta, en la que nosotros mismos tuviésemos que buscar la manera de solucionar las dudas que van surgiendo, que no tuviéramos que escuchar una explicación de una hora entera, que pudiésemos satisfacer nuestra curiosidad a mismo tiempo que aprendemos?
En ese caso , desde pequeños entenderíamos que la educación es un derecho y un privilegio, no una obligación.
Creo que representaría un cambio importante en la sociedad.
Las lecciones serían las mismas, cambiaría el método de trabajo. He comprobado personalmente que la misma lección impartida por dos profesores diferentes me resultó muy distinta. En una clase dada de manera tradicional no entendí casi nada, me frustré y acabé distraída y sin hacer caso a la explicación. En la otra, más autodidacta y dinámica entendí el sistema relativamente rápido y la clase me resultó interesante y nada pesada.
Por ello creo que, con una metodología diferente, la gran mayoría de los alumnos se interesarían más por los estudios y el índice de fracaso escolar disminuiría significativamente.
Y continuo mi reflexión y para ir más lejos pienso que cómo es posible que los niños sepan calcular la velocidad a la que va un sistema de poleas y en cambio no sepan qué nutrientes tiene el queso, o las consecuencias de una mala alimentación.
Al fin y al cabo, en la escuela pasamos un tercio del día y desafortunadamente hay familias que no se preocupan en enseñar las cosas básicas a los hijos.
Por eso creo que la escuela tendría que tener una clase dedicada a los hábitos saludables y a tomar conciencia de cómo puede afectar el estilo de vida poco equilibrado.
Finalmente me gustaría apuntar que no es algo difícil de cambiar, más que nada porque ya hay profesores que hacen las clases de esta manera, solo se tendría que enseñar nuevos métodos a los profesores y ellos aplicarlos.
El problema es que estos métodos ya existen desde hace tiempo y si la educación aún no los ha cambiado es porque la mentalidad de la gente ante los cambios casi siempre es negativa , ya que supone un esfuerzo que no es para beneficio propio y, por mala suerte para las futuras generaciones, la gente se siente demasiado cómoda haciendo lo que hace como para esforzarse por cambiar".
Gracias, Marta, tenéis trabajo los jóvenes, pero cambiaréis el mundo. Estoy segura.
T´estimo molt.
Bravo, Marta. Una reflexió que ens hauria de fer reflexionar a tots. Molt bò.
ResponderEliminarGood work, oi?
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