Camino Calvo



Siempre digo que mi blog es como mi tarjeta de visita, tanto personal como profesional. Tengo la suerte de tener un trabajo que me apasiona, con lo cual no hay mucha diferencia entre estas dos facetas de mi vida.

Mi blog nació con la intención de promover hábitos de vida saludables, a nivel físico, mental, emocional y social. Los contenidos los escojo de forma cuidadosa y exigente, divulgando artículos con evidencia científica y rigor.
Y además se ha convertido en una especie de libro de recuerdos de mis reflexiones, mis inquietudes y mis experiencias.

Cambiar hábitos no es fácil, requiere la valentía suficiente como para perseverar en nuestro objetivo. La vida es cambio. La salud también.



martes, 8 de octubre de 2013

Mis tres cerditos

Érase una vez tres cerditos que ya mayorcitos dejaron la casa de sus papás para iniciar su vuelo.
Los papás les habían preparado una buena cesta a cada uno con lo que emprender su camino, y con toda su pena y con toda su alegría les despidieron en  la puerta con cariñosos besos y bonitos deseos. 

El cerdito mayor decidió que quería una gran casa, pero que si era pequeña también le serviría para cobijarse. La quería de mármol blanco, pero si era de madera también le gustaría. La quería con grandes ventanales, pero se conformaba con alguno que dejara pasar la luz. Y trabajó y trabajó y su casa construyó.

La cerdita mediana quería una casa con alas que le permitiera viajar, confortable aquí y allá y con una chimenea hecha de ilusión y de constancia, sensibilidad y carisma. Una casa muy segura con las puertas abiertas, de colores y banderas para refugiarse a descansar después del esfuerzo. Y trabajó y trabajó y su casa construyó.

La cerdita pequeña quería una casa alegre y grande para bailar y bailar, para llenar de instrumentos musicales y de luz, para dar cobijo, para recibir a sus hermanos y reir y reir. Una casa donde no cupiera la mentira sino la justicia y la honestidad. Una casa organizada y fuerte, una casa para amar. Y trabajó y trabajó y su casa construyó.




Y no vino un lobo, vino un vendaval. 

El cerdito mayor corrió las cortinas y sacó de su cesta el cariño, el amor, la fortaleza y el respeto. Y el viento amainó.

La cerdita mediana entornó la puerta y sacó de su cesta la responsabilidad, el amor y la sabiduría. Y el viento amainó.

La cerdita pequeña vio desaparecer su música y sacó de su cesta el tesón, el amor, la alegría y el compromiso. Y la música volvió y el viento amainó.

Y tras este vendaval sus casas se hicieron más fuertes y más sabias y sin duda aprendieron que, con la cesta cada vez más llena de recursos, no habría ni lobos ni vientos a los que no fueran capaces de enfrentarse y de triunfar.

Y los papás felices.

Conte contat, conte acabat!!

Feliç Aniversari, Inés!! T´estimo molt

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